La Mallorquina es una parada obligada si eres amante de los buenos dulces. Inagurada en el siglo XVIII cuenta con un amplio abanico de delicatessen. El nombre del establecimiento proviene del origen balear del fundador: Juan Ripoll. Allí puso una tienda de pasteles principalmente ensaimadas con un salón interior para que los contertulios tomaran chocolate, café, cerveza, etc. Las ensaimadas mallorquinas fueron muy populares en aquella época, tomadas con chocolate.
Áreas residenciales de níveas fachadas y coloridos ventanales alegran este Camino de Sirga, encontrarás ocalidad que en el siglo XIV fue escenario de asesinatos y serias disputas entre vecinos de Bayona y vascos.