La Catedral es sin duda el monumento más emblemático de la isla. La leyenda cuenta que el rey Jaime I la ordenó construir para venerar a la Virgen María por salvaguardar a su tripulación de una fuerte tormenta durante su travesía hacia la conquista de Mallorca. Es un templo gótico aunque en su interior hay un popurrí de estilos por las posteriores reformas, como la modernista de Gaudí y la contemporánea de Barceló.