La Catedral es sin duda el monumento más emblemático de la isla. La leyenda cuenta que el rey Jaime I la ordenó construir para venerar a la Virgen María por salvaguardar a su tripulación de una fuerte tormenta durante su travesía hacia la conquista de Mallorca. Es un templo gótico aunque en su interior hay un popurrí de estilos por las posteriores reformas, como la modernista de Gaudí y la contemporánea de Barceló.
Las Cuevas del Drach ya eran conocidas durante la Edad Media, y fueron exploradas en el año 1880 por M.F. Will y en 1896 por E.A. Martel, que descubrió la cueva donde se halla el lago que lleva su nombre. Entre 1922 y 1935 se acondicionó la cueva para poder ser visitada, abriendo un nuevo acceso de entrada, trazando caminos, escaleras... y sobre todo, con la instalación de iluminación eléctrica diseñada por el ingeniero Sr. Buigas.
La visita dura alrededor de una hora, y el recorrido es de unos 1.200 metros, e incluye un concierto de música clásica y un paseo en barca a través del lago Martel. La temperatura interior es de unos 21ºC, y la humedad del 80%.